Wenceslao Carrillo y el respeto a la jornada laboral de ocho horas (1923)
En distintos trabajos hemos visto como la patronal europea, y la propia española intentaron revertir en la posguerra de la Gran Guerra la conquista de las ocho horas aludiendo a la necesidad de trabajar más tiempo con el fin de superar la crisis. Del mismo modo, el movimiento obrero se movilizó para impedir el regreso a jornadas laborales más largas.
En este contexto, el destacado socialista y ugetista Wenceslao Carrillo publicó un artículo sobre este particular en octubre de 1923 en El Socialista, que cien años después rescatamos para ir completando nuestro acercamiento a la historia de la jornada laboral de ocho horas.
Carrillo recordaba en su reivindicación del mantenimiento de la jornada laboral de ocho horas, que había sido una de las más preciadas aspiraciones de la clase trabajadora. En España había sido siempre sostenida y todos los años en el Primero de Mayo. En algunos lugares se habría conseguido antes, pero también, una vez conseguida se perdió en momentos de crisis de trabajo o porque la organización se habría debilitado por distintas causas.
También recordaba que la UGT había siempre afirmado que la producción no se resentiría al reducir la jornada de diez a ocho horas, un argumento que había tenido el apoyo de muchos técnicos, que habían demostrado que el esfuerzo de todo trabajador tenía un límite que no podía sobrepasarse por grande que fuera su voluntad o deseo, e incluso egoísmo en los casos de trabajo a destajo. Los excesos repercutían directamente en el rendimiento del trabajo, y con ello en la producción. Y eso ocurría en todo tipo de oficio y trabajo. Y por eso, se había conseguido que a través de un real decreto se redujese más la jornada en el ámbito minero, a siete horas diarias, por la dureza de dicho trabajo.
Carrillo se extendió mucho en el artículo sobre el caso de los mineros, pero era porque el artículo venía a combatir la idea que se había planteado en las minas asturianas sobre el aumento de la jornada laboral.
El artículo salió en el número 4593 de El Socialista.
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